Y es que el agua nos puede permitir formar estructuras tan bellas y maravillosas como nuestros gigantes de hielo, los iceberg. Aunque en algunas ocasiones los hayamos podido ver como un enemigo, como en el famoso caso del Titanic, hundido tras chocar con uno de estos gigantes.
Los iceberg son grandes estructuras de hielo dulce que se dedican a vagar flotando sobre los mares. Se forman cuando un glaciar o una placa de hielo llega a la altura del mar, donde generando un ruido tremendo se rompe el bloque y comienza a flotar sobre el mar. Podemos llamarlos también témpanos o bloques de hielo.
Al ver un iceberg puedes llegar a pensar que no es muy grande, pero debes tener en cuenta que la gran mayoría de su masa se encuentra sumergida (más o menos un 85%). A la gente le puede parecer raro que flote, pero esto se debe a que el agua cuando se congela aumenta su volumen, mientras que su masa continua siendo la misma, lo que conlleva también que su densidad disminuya.
Hay muchas curiosidades sobre estos gigantes, como por ejemplo, que a partir de su forma se puede saber más o menos de donde procede y cuantos años tiene. O también que uno de los iceberg más grandes puede ser tan monstruoso que llegue a los 300 metros de alto y a pesar unos 300 millones de toneladas, un agua suficiente para dar suministro a toda Asturias durante mas de un año.
Hay muchas curiosidades sobre estos gigantes, como por ejemplo, que a partir de su forma se puede saber más o menos de donde procede y cuantos años tiene. O también que uno de los iceberg más grandes puede ser tan monstruoso que llegue a los 300 metros de alto y a pesar unos 300 millones de toneladas, un agua suficiente para dar suministro a toda Asturias durante mas de un año.
Y acabamos esta entrada con una foto de los magníficos paisajes que nos pueden ofrecer nuestros grandes amigos de hielo.
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